Innovando en la Educación Rural: La Revolución Silenciosa de los Centros de Educación en Alternancia

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¿Sabías qué es un Centro de Educación en Alternancia? En un mundo donde la educación rural a menudo enfrenta desafíos únicos, los Centros de Educación en Alternancia emergen como una solución innovadora y efectiva. Fundados con el propósito de promover el desarrollo intelectual, cultural y técnica de los jóvenes en áreas rurales, estos centros se dedican a proporcionar una formación integral que va más allá del aula tradicional.

Los Centros de Educación en Alternancia representan una red global de más de 1000 escuelas, que involucran a más de 150,000 familias rurales en todo el mundo. Estos centros son únicos porque combinan la educación formal con el aprendizaje práctico, integrando a los estudiantes en el desarrollo local y fomentando un arraigo en su territorio.

En este artículo, exploraré cómo los Centros de Educación Rural en Alternancia (CRFA), como se les denomina en Perú, están redefiniendo la educación en áreas rurales, creando oportunidades igualitarias y fomentando una conexión profunda entre los jóvenes y sus comunidades. Acompáñame en este viaje para descubrir cómo los CRFA están transformando vidas y comunidades.

Desde mi primera interacción con los Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) en 2015, cada visita ha sido una fuente de renovación e inspiración. A pesar de reconocer los desafíos que aún enfrentan, considero que los CRFA han logrado satisfacer muchas expectativas de la sociedad y del ámbito educativo. Es esencial comprender y divulgar su enfoque, ya que su labor representa un valioso aprendizaje para todos nosotros.

Historia

En 1935, una familia rural en Francia, enfrentando el desafío de un hijo que no quería asistir a la secundaria lejos de casa, colaboró con el párroco local para crear una escuela secundaria alternativa. Este modelo, que combinaba días en la escuela con días en el hogar, se expandió gradualmente como una solución efectiva para la educación secundaria en zonas rurales. Actualmente, los Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) se han extendido a más de 40 países, según la Asociación Internacional de los Movimientos Familiares de Educación Rural (AIMFR).

En el Perú se tienen 84 CRFA, reconocidos como una de las tres modalidades de educación secundaria, junto con la secundaria convencional y las modalidades de Secundaria Tutoríal (ST) y en Secundaria con Residencia (SR). Todo comenzó con la pasión por la justicia social y la convicción de que es posible transformar los ámbitos rurales de David Bauman, una figura clave en el desarrollo de este modelo en el Perú. En el año 2002 empezó la primera experiencia en el Instituto Valle Grande de Cañete (Lima Provincias, Perú). Conocer la historia de David es un requisito para quienes buscan comprender las políticas educativas en entornos rurales. En la entrevista que amablemente me concedió David comparte los logros y desafíos en la implementación del modelo en el Perú con el propósito de mejorar la educación en zonas rurales y agrícolas ( Ver el video completo de la entrevista). En esta, David comparte cómo decidió implementar este modelo en el Perú para mejorar la educación en las zonas rurales y agrícolas. Entre los principales desafíos, menciona superar la desconfianza de la comunidad y las limitaciones del sistema educativo tradicional. Entre los logros significativos, destaca el desarrollo de habilidades blandas en los estudiantes, como el pensamiento crítico y el trabajo en equipo, así como la creación de oportunidades educativas relevantes y aplicables a sus contextos rurales.

Desafíos de escalabilidad

Durante la gestión del ministro Saavedra (2013–2015), se planteó el ambicioso objetivo de expandir los Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) a 500 escuelas. Sin embargo, una década después, este objetivo quedó lejos de cumplirse, con un incremento de solo 10 escuelas. Aunque el modelo CRFA puede no ser completamente replicable para las 50,000 escuelas en Perú, ofrece lecciones valiosas, especialmente para las 8,600 escuelas secundarias del país.

Entre las dificultades para la escalabilidad destacan:

  1. Carga Horaria y Legislación Docente: Los docentes en los CRFA dedican más de 45 horas semanales, pero la Ley de Reforma Magisterial no contempla esta categoría de dedicación. Esto conlleva a que muchos puestos sean temporales y que los directores, limitados a la categoría de coordinadores, reciban una remuneración inferior a la de los docentes.
  2. Desafíos Demográficos y Rurales: Las escuelas CRFA suelen ser rurales y en zonas altamente dispersas, con una matrícula no mayor a 100 estudiantes. Esto resulta en una baja proporción profesor-estudiante. Durante una visita a un CRFA en Yauyos, observé 8 profesores para aproximadamente 10 estudiantes. La modalidad de alternancia de 15 días también plantea desafíos únicos. Es un desafíos por los costos en remuneraciones docentes para tan pocos estudiantes.
  3. Infraestructura y Costo-Efectividad: La construcción de espacios adecuados para que los estudiantes permanezcan durante los períodos de alternancia es otro desafío. Sin embargo, en áreas rurales, donde hay un despoblamiento progresivo, este modelo puede ser más costo-efectivo. Agrupar estudiantes de áreas dispersas en una sola escuela con residencia estudiantil puede evitar el derroche de recursos en infraestructuras subutilizadas, un fenómeno sorprendentemente común en el Perú rural. Los casos recientes de construcciones de 20 millones de soles para solo 3 estudiantes no es infrecuente.

En conclusión, aunque el modelo CRFA no es universalmente aplicable, especialmente en contextos urbanos, ofrece un enfoque prometedor y costo-efectivo para la educación en áreas rurales. Aprender de sus desafíos y adaptar sus fortalezas podría ser la clave para mejorar la educación en todo el Perú.

¿Qué podemos aprender de los CRFA?

Los Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA) son islas de convivencia, bienestar estudiantil, cultivo de una sana ciudadanía y de articulación entre escuela y mundo laboral. Son una concreción de los pedidos de la sociedad de formación una ciudadanía comprometida y de una preparación de los jóvenes para su inserción en el mundo laboral. Es por ello que debemos conocerlos, comprender su funcionamiento y tomarlos como fuentes de inspiración para las mejoras que necesitamos hacer en el sistema más grande. A mi parecer, son un faro concreto de buena pedagogía. Como he escrito en otras ocasiones, el mundo necesita de faros de lo que puede ser la educación del futuro y, creo, que los CRFA son uno de ellos.

  1. Vínculo escuela familia. El vínculo escuela-familia es esencial para el logro de aprendizajes. Sin embargo si preguntamos cuántos profesores han visitado a sus alumnos con sus familia pocos responderían afirmativamente. Esto se hacer cada 15 días en un CRFA. En los Centros Rurales de Formación en Alternancia (CRFA), este vínculo se refuerza mediante la estrategia de “Visita a Familias” . Los docentes recorren largas distancias para visitar las casas de los alumnos, con el fin de conocer a las familias y evaluar el progreso de los estudiantes en los Planes de Investigación que desarrollan en casa. Esta práctica demuestra el compromiso de los educadores con el contexto y el bienestar de sus estudiantes.
  2. Desarrollo de una ciudadanía responsable. Los testimonios de padres de familia, como el de Efraín Callasi del CRFA Ayarkunak Yachaywasin en Paruro, Cusco, ilustran el impacto profundo de estos centros en la formación de ciudadanos respetuosos y responsables. Efraín afirma acerca de su hijo: “Trata de respetar a sus paisanos y a sus prójimos. Y estudia con responsabilidad. Ante todo él se ha formado para la vida”(Ver video). La educación en los CRFA no se limita a conocimientos académicos; se extiende a la formación de valores y respeto mutuo, preparando a los jóvenes para contribuir positivamente a sus comunidades. Este enfoque integral es un modelo valioso para cualquier sistema educativo que busque fomentar una ciudadanía activa y comprometida.
  3. Enfoque comunitario. Los CRFA destacan la importancia de centrar la educación en las necesidades e intereses de la comunidad. A través del trabajo con “Núcleos de Interés” seleccionados por las comunidades, los estudiantes aprenden a aplicar sus conocimientos académicos para abordar problemas y oportunidades locales. Esta metodología contextualizada asegura que la educación sea relevante y directamente aplicable a la vida diaria de los estudiantes, un principio fundamental para cualquier sistema educativo que busque ser verdaderamente transformador.
  4. La amistad pedagógica que existe entre docentes y estudiantes. Si bien el trabajo de un docente llega a ser de más de 45 horas semanales y su remuneración es por 30 horas, año a año los docentes vuelven a postular para trabajar en el mismo centro educativo. ¿Por qué regresan si podrían ir a una escuela con menos demanda horaria? Porque a pesar de la exigencia, el vínculo y compromiso generado es transformador tanto para docentes como para estudiantes. Es inspirador el testimonio del profesor Cristofer, del CRFA de Huanipampa, quien además fuese estudiante de un CRFA: “ ha impactado en mí en la práctica de habilidades de convivencia, en la práctica de valores y en los hábitos que ha desarrollado en mí” (Ver video completo). Este vínculo especial entre docente y estudiante va más allá de lo académico, fomentando un ambiente de respeto, confianza y compromiso mutuo, esencial para un aprendizaje profundo y significativo.
  5. Formación para el mundo del trabajo. Los CRFA preparan a los estudiantes no solo con habilidades técnicas específicas para el mundo laboral local, sino también con habilidades blandas universales, como el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y la adaptabilidad. Este enfoque integral garantiza que los estudiantes estén listos no solo para los trabajos actuales, sino también para los desafíos del futuro, fomentando un espíritu emprendedor y una mentalidad de crecimiento. La formación en los CRFA es un ejemplo poderoso de cómo la educación puede y debe preparar a los jóvenes para una participación exitosa y significativa en el mundo laboral.
  6. Revalorización de la vida del campo y fomento de la identidad loca. Un pueblo sin orgullo e identidad es un pueblo que no tiene futuro. Los CRFA desempeñan un papel crucial en cambiar la percepción de los jóvenes sobre la vida rural, transformándola de una opción menos deseada a una elección de vida valiosa y enriquecedora. Antes de la intervención de los mismos, era común que los jóvenes rurales aspiraran a abandonar sus comunidades en busca de oportunidades en las ciudades. Sin embargo, los CRFA han fomentado un renovado sentido de orgullo y pertenencia hacia la vida en el campo. Los estudiantes aprenden a ver la agricultura y las actividades rurales no solo como un legado familiar, sino como campos modernos y dinámicos con posibilidades de innovación y desarrollo. Al hacerlo, los CRFA ayudan a construir una identidad local fuerte y un sentido de estima por el trabajo en el campo.
  7. Además, esta revalorización tiene el efecto secundario beneficioso de frenar la migración masiva del campo a la ciudad, contribuyendo así a un desarrollo más equilibrado y sostenible de la región. Al empoderar a los jóvenes para que vean el potencial en sus comunidades, los CRFA no solo están preservando el patrimonio y las tradiciones rurales, sino también promoviendo la innovación y el progreso en armonía con el entorno rural. En resumen, los CRFA no solo revierten la desvalorización de la vida rural entre los jóvenes, sino que también fomentan un resurgimiento del interés y el respeto por las profesiones relacionadas con el campo. Esta revalorización es un paso fundamental hacia un futuro donde el campo y la ciudad son vistos como espacios de oportunidad igualmente válidos y vitales.

Conclusiones

Innovación Educativa en Zonas Rurales: Los CRFA no son solo una respuesta a una necesidad educativa en zonas rurales; representan una innovación pedagógica que fusiona sabiamente el aprendizaje teórico con la experiencia práctica. Al integrar la vida académica con el entorno familiar y laboral, estos centros han demostrado una notable capacidad para adaptar la educación a las realidades y necesidades específicas de sus comunidades.

Un modelo a seguir: Aunque existen desafíos relacionados con la escalabilidad y operatividad de los CRFA, su éxito en la creación de un entorno de aprendizaje inclusivo y relevante es ejemplar. Estos centros destacan por fomentar un fuerte vínculo entre la educación y el contexto comunitario, así como por su enfoque en la formación laboral pertinente y la revalorización de la vida rural.

Faro de buenas prácticas en la pedagogía del siglo XXI: Los CRFA se erigen como faros de buenas prácticas educativas, alineándose con las tendencias contemporáneas en educación que enfatizan el aprendizaje centrado en el estudiante, la importancia del contexto comunitario, y el desarrollo de habilidades para la vida. En un mundo que busca constantemente modelos educativos innovadores y efectivos, los CRFA ofrecen lecciones valiosas que pueden inspirar y guiar mejoras en sistemas educativos más amplios, no solo en zonas rurales sino también en contextos urbanos.

Inspiración para el Futuro de la Educación: Al mirar hacia el futuro, los CRFA no solo abordan los desafíos actuales, sino que también se anticipan a las necesidades futuras de la educación. Su enfoque en habilidades prácticas, empoderamiento comunitario y adaptabilidad al contexto local los posiciona como un modelo educativo sostenible y visionario. Su éxito en la integración de la teoría con la práctica y el compromiso con el desarrollo integral de los estudiantes resalta su potencial para influir en la evolución de la educación en el siglo XXI.

En resumen, los CRFA no solo han logrado impactar positivamente en las comunidades rurales, sino que también ofrecen un modelo inspirador de cómo la educación puede ser más relevante, contextual y efectiva. Su enfoque holístico y comunitario es un ejemplo vital para repensar y transformar los sistemas educativos en todo el mundo.